Cruzamos la ciudad en busca del monte que hay detrás, hacia la iglesia de Guadalupe. Tras una larga subida llegamos a la iglesia.
Y seguimos por una preciosa vista hasta Pasajes, que esta dividida en dos por una ría, y aparece preciosa ante nosotros.
Gran bocata de calamares para desayunar, cruzamos la ría en barca y para San Sebastián.
Una fortisima subida en escalera, a la vez que preciosa nos conduce hasta San Sebastián, en el camino disfrutamos de una panorámica preciosa de la ciudad.
Ya en la ciudad, al casi olvidado ritual de sellar, coger cama, ducha, lavar y tender. Y posterior paseo por el casco viejo con sus correspondientes pinchos.
Llegamos y la ropa no esta seca y creemos que no lo estará mañana. Así que ejerceremos de tendederos andantes.
Ahhh, el gran roncador le dio la noche de ayer a unos peregrinos que nos hemos encontrados, y hoy lo tenemos muy cerca ....
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